A mis maestros
Hay muchos tipos y cualidades de maestros. Todos indispensables, los del kínder, la primaria, secundaria, prepa y universidad (para los que hemos sido privilegiados). Así también maestros fuera de la academia, por elección.
Cada uno tiene su misión, que en lo general la cumplen, casi todos están ahí por un llamado interno, por vocación, tienen en su corazón un palpitar que los lleva a enseñar y a guiar. Los hay de buen humor, alegres, corajudos, rígidos, un poco dormilones, sarcásticos y otros no tan buenos, de quien aprendemos, a pesar de no tener vocación, por que nos prometemos nunca ser como ellos(as).
Los maestros que me marcaron eran maestros que tenían lo que hoy sabemos se le llama PRESENCIA, es decir, estaban en una actitud de estar atentos a la relación con los alumnos, se dejaban ver, sintiendo, sin fingir ser alguien más, expresando sus convicciones, sus pasiones, sus amores, no andaban “papando moscas”, ni distraídos en otros menesteres, estaban haciendo un CONTACTO HUMANO con nosotros los alumnos de cualquier edad; lo cual tenia en muchos de nosotros(as) una invitación a SER HUMANOS, nos contagiaban de su humanidad y se despertaba la nuestra, como cuando riegas una plantita y empieza a florecer de acuerdo a su código genético, es decir, no nos volvemos el maestro y si empezamos a ser nosotros mismos, ser plantita, arbusto, árbol o ceiba según lo que nos haya tocado desarrollar en esta vida.
Gracias a todos mis maestros(as) que me contagiaron con su vida de aspirar a SER HUMANO. Gracias, gracias.
Paco Ramos. 15 de mayo 2024.
Imagen de Aldo Longo "hombre caminando con niño" 1970.